¿Por qué es bueno parar?
Para ser consciente de lo rápido que vas.
Para ver el detalle, a veces los pequeños detalles nos dan mucha información.
Para preguntarte cómo te encuentras.
Para desapegarte de las cosas.
Para calmarte.
Para relativizar las cosas.
Para coger distancia de lo que te preocupa.
Para evitar “cagarla”.
Para darte cuenta de si estás huyendo de algo, y si es el caso, dejar de hacerlo si es posible.
Para disfrutar del presente, del momento, de la vida.
Para recordarte que tú eres lo más importante!
¡Seguro que puedes encontrar muchas otras razones para parar un momento de hacer lo que estás haciendo!
¿Qué sucede si te paras conscientemente?
Que vas abriendo los ojos de manera gradual, te puedes sorprender, pero tu estado te permite ir digiriendo las cosas paulatinamente.
Si no te paras tú la vida buscará maneras de hacerlo. ¡No tengas la menor duda!
¿De qué manera?
Usa tu imaginación.
Te doy unos ejemplos:
- te vas a cortar mientras cocinas, porque estás pensando en cosas que te distraen del presente.
- Vas a enfermar porque la enfermedad te para. Cuando enfermas tu cuerpo y tu mente se ralentizan, tu atención e intención se centran en curarte, o en el miedo que te da estar enfermo. ¿Miedo a qué?
Cuando enfermas puedes aprovechar para comprender qué intenta decir tu cuerpo, darle cariño, cuidarlo porque hasta ahora no le prestabas atención.
En este caso la enfermedad puede ser un regalo, porque te ayuda a conectar con tu parte más humilde, más profunda, y te das cuenta de lo insignificantes que somos, que de repente todo puede llegar a su fin y dejarte con la boca abierta.
En cambio, si no aceptas la enfermedad, no aceptas parar, puede que si tienes un cuerpo muy fuerte la enfermedad se vuelva a esconder hasta la próxima vez que hagas un bajón, pero no se ha ido, está a la espera para volver a avisarte del mensaje que te niegas a escuchar.
Si tu cuerpo no es fuerte, y entras de lleno en la enfermedad y no aceptas el proceso, y te invade el miedo, vas a abrir las puertas del infierno, vas a sentir soledad, pánico…y este estado tan solo va a ralentizar el tiempo de la agonía. Tan solo tú, tu mente y cómo lo vivas hará que se desencadene hacia una dirección o hacia otra.
“Estar parado” para mucha gente es perder el tiempo, para mí estar parado es estar en un estado de observación para ver cuál es el siguiente paso.
Cuando vas muy rápido por la autopista, muchas veces te pasas de largo la salida que querías coger, y muchas veces en la vida perdemos un tren que nunca vuelve a pasar.
La gente asocia el “estar parado” con el vacío, y a nadie le gusta el vacío.
El abismo del vacío, en el que si no hay pensamientos o acción mental muere la consciencia. Al contrario, nace una nueva consciencia.
¿Por qué es bueno parar? ¿ que hay de bueno en una situación de quietud absoluta?
Para volver a empezar. Parar te da la oportunidad de respirar, de descansar, lo necesites o no, pero si la vida te para, es probablemente porque vas demasiado rápido.
Cuando un sistema se para, quiere decir que está cogiendo fuerzas para volver a ponerte en marcha. Parar es morir, y morir es volver a nacer.
El problema es que la gente cuando para tan solo siente que muere, pero hay siempre, y repito, siempre, un renacer después de una muerte, real o simbólica.
Mirad la naturaleza, como en invierno muere, está en un estado de no actividad, de muerte, pero de algún modo, va almacenando energía para cuando el momento sea propicio volver a emerger, como por arte de magia.
Lo mismo sucede con las personas y sus momentos de profunda quietud. Algo se está cociendo, pero la persona aún no es consciente de qué.
Para hasta que estar parado te resulte placentero, hasta que lo aceptes, entonces estás preparado para volver a empezar.
¿Empezar qué?
Eso ya es cosa tuya